martes, 29 de abril de 2014

El Santo cristo del Claustro

Através de las vetustas crujías del claustro de nuestra catedral, se accede a la sencilla capilla que en su día mandó construir el obispo Marín de Rodezno, en el siglo XVII.
Aquí, en la umbría y pequeña capilla, se ubica la imagen sagrada, del Santo Cristo del claustro que tanto se veneró en nuestra ciudad, allá desde el siglo XVI, cuando el embajador de los reyes católicos, don Lorenzo Suarez de Figueroa, la envió como parte de su ajuar, desde Italia.
Imagen que saltaría las fronteras locales, por la estima que la ciudad de Badajoz sentía por el milagroso Cristo, al que atribuían verdaderos prodigios.
imagen del Santo Cristo
 Debe su "apellido" "del claustro", al lugar que durante mucho tiempo ocupó sobre uno de los altares medievales del claustro que entonces estaba desprovisto de vidrieras lo que provocó el deterioro, y las múltiples agresiones en la imagen debidas a las inclemencias del tiempo, y el propio lugar, lo que supuso el traslado de la imagen a la capilla en donde se encuentra.
No está nuestro Cristo como el de la Vega de Zorrilla "los pies alzados del suelo poco menos que una vara", sino que su sagrada imagen se ubicó en el centro de un magnífico retablo barroco mandado hacer expresamente en el siglo XVIII para albergarlo.
 Crucificado de tres clavos, Cristo sereno, y elegante que según la documentación guardaba en su costado desde tiempos remotos una reliquia del "lignum crucis", engastonado en un canuto de plata actualmente desaparecido.
Fué santa Helena casi a la edad de 80 años, quién emprendió el peregrinaje a la ciudad Santa para buscar la Santa Cruz sobre la que fue crucificado el Señor. Mandó la destrucción del templo de Venus que encontró sobre el lugar del Calvario y encontró tres cruces. según la tradición, una enferma se curó al tocar una de ellas determinándose así cuál era la Vera Cruz. Se fragmentó en pequeñas astillas las cuales recibieron el nombre de lignum crucis, lo que significa" madera de la cruz".
el Cristo en su retablo barroco
Lamentablemente la mano del hombre y el tiempo implacable, no han respetado la posible astilla y la espina de la corona de Cristo que la imagen guardaba como secreto.
Pero si conservamos el Cristo, el Cristo relicario...de afilada nariz y serena mirada.Dicen los que lo han tenido en sus manos, que provoca tal emoción el contacto con él, que hasta los más agnósticos se han sentidos inquietos cuando lo han rozado.
Doy fe, que uno se siente cohibido ante sus pies, que la piel se eriza cuando lo miras, que uno se encoge, se hace más pequeño, ante su figura, de tamaño natural, su inclinada cabeza y su corona de espinas, atributo gótico por excelencia.
El Cristo enclavado en el madero, en su postrero trance...es el Santo Cristo del Claustro...ya sabeis donde encontrarle.

martes, 8 de abril de 2014

40 años de Tuna de Medicina

Perdí la noción del tiempo...mientras les oía cantar, todas esas canciones que me sabía de memoria, mi mente se trasladó a las noches infinitas de preciosas serenatas, a los olores veraniegos del jazmín, bajo cuyas ramas nos pasabamos horas y horas hasta que llegaba la mañana. A las picarescas ocurrencias juveniles, a las risas sin fín de aquellas fiestas universitarias...
Cerré los ojos, y me llené de historia, de la historia de la Tuna, de sus orígenes entroncados con los juglares, y trovadores.
Cuatro decadas de Tuna juntas
Es gracias a la Tuna por lo que ha continuado el cultivo de instrumentos populares españoles, como laúdes, bandurrias y guitarras, han sido ellos los que han transmitido  de generación en generación,sus románticas. canciones .
Los llamados por el Arcipreste de Hita "estudiantes nocherniegos", solían acercarse a los conventos, donde se repartía una sopa caliente con la que reponían fuerzas para andar el camino, por esto se les llamó "sopistas", e iban provistos de un cuenco de madera colgado al cinto, llevando en el sombrero una cuchara, que hoy ha pasado a ser símbolo de la Tuna.
Alguien dijo alguna vez, que el tuno español, es el último resto vivo de los"goliardos" europeos, estudiantes del siglo XI, que componían y cantaban al amor profano y al vino.
Ronda a la Virgen de la Soledad
Son además aventureros, con dotes artísticas, que bailan, componen, cantan o recitan. Son ingeniosos, rondadores románticos, pícaros divertidos, que llevan la amistad por bandera, los más leales amigos.
Nunca he visto más emoción contenida, que la de un tuno al recibir su beca, la que lo acredita como tal, después de haber pasado por duras pruebas, y novatadas, y tener que demostrar su ingenio para salir airoso de numerosos trances.
Pero lo que mejor los define , es que con el paso de los años, siguen siendo ellos. El tuno siempre lo es, y el sentimiento de amistad que los une se palpa en el ambiente, aunque el tiempo haya pasado y la vida haya llevado a cada uno por un derrotero distinto.
Acabó, el certamen, terminaron las canciones, abrí los ojos. Veintisiete años de los cuarenta que se celebraban, habían sido parte de mi vida, y entonces, recordé mi blog,  y recordé también que mis intenciones al crearlo era la difusión y conocimiento de nuestro patrimonio; y pensé que la Tuna era patrimonio cultural y folklórico para algunos, patrimonio del alma para otros. Que en este mundo en que vivimos,mi Tuna tiene el valor de lo escaso.
Actuación final, de las cuatro decadas de tunos.
Y fué cuando decidí, que era inevitable... que les tenía que hacer este homenaje, para que nunca dejen que se pierda la Tuna.

martes, 1 de abril de 2014

Un señor en la pintura. Leopoldo Gragera

Conocí a Leopoldo con ocasión de un trabajo que nos encomendaron a mi compañera, y amiga Teresa Gil, y a mi, para el museo de Bellas Artes. Eramos entonces dos historiadoras recién licenciadas, que hacían sus prácticas, y el entonces director del museo, Don Francisco Pedraja, pensó que sería interesante recopilar datos de algunos pintores extremeños, para una catalogación de su obra.
Era finales del mes de noviembre, y las dos nos encaminamos hacia la calle Vicente Barrantes, y entrabamos en el numero 7, donde don Leopoldo nos había citado a las 11 de la mañana.
Nos sorprendió todo, desde la entrada en el portal, en donde un enorme fresco protagonizado  por una mujer , nos avisaba de que entrabamos en la casa de un artista, hasta la figura del pintor, elegante, serena, señorial, y humana, muy humana.
retrato de un joven, pintado cuando tenía trece años.
(carboncillo)
Cuando nos recibió, hacía diez años, que había dejado de pintar. una enfermedad de la vista le había quedado incapacitado para realizar lo que más le gustaba, pero rememoraba cada una de sus obras como si las hubiera pintado el día anterior, con el sentimiento a flor de piel, como un padre que habla orgulloso de sus hijos.
Recordó su niñez, en el campo, en la finca Malaque, y su educación a cargo de profesores particulares, y sus veranos en San Martino(Portugal) y La toja, donde tomaba baños debido a una enfermedad de la piel.
Guarda de Malaque
Comenzó su trayectoria pictórica en Madrid, con Maximino Peñas, renunciando a realizar su verdadero sueño, que era ser político, como su abuelo, y posteriormente se trasladó a Badajoz donde estudió con Covarsí, en la escuela de Artes y Oficios, sorprendiendole aquí la guerra.
Tardaron en movilizarle por que era miope, y fué en el 38 cuando hubo de abandonar su vocación para prestar servicios auxiliares.
Vuelve en el 39 a Madrid, a la escuela de San Fernando , dirigida por aquel entonces por Fernando Chicharro, y estudió pintura, bajo la dirección de Julio Moisés.
Una vez establecido con posterioridad en Badajoz, realizará la mayor parte de su obra.
Sus primeros pasos adolecían del recuerdo estilítico de su profesor a quien siempre admiró, Julio Moisés, pero enseguida acabó por imponer su temperamento, y poco a poco después quedó formada su personalidad con influencias tanto de Covarsí como del ya nombrado Moisés.
Vivió en Badajoz los años en que en esta ciudad se estaba dando un resurgir artístico, potenciado desde organismos oficiales.. Admirador de Goya, Velazquez y el Greco, y en otro orden Macarrón, y su admirado profesor, Moisés.
Toca todo los campos de la pintura; el bodegón, el paisaje, y las flores, especialmente jarrones, pero se le considera principalmente retratista.
Entre sus composiciones,como pintor populista que fué, había pintado diversas clases de individuos sencillos, tomados del natural, recogiendo aspectos y personajes típicos de la ciudad pacense donde había desarrollado su carrera. Destacan la serie de gitanos, muy apreciados por él, figuras tomadas del natural, que el pintor citaba en su casa y a las que pagaba por posar.
mujer extremeña
En contraposición,  los retratos realizados a señoras de la sociedad  de aquella época, donde al igual que Morales su habilidad para pintar manos era notoria, son el contrapunto de aquellos personajes típicos, mundanos, de la capital pacense,  que tanto le gustaba retratar. Son retratos, de gran elegancia y delicadeza de   cuidada armonía en los rostros, y sorprenden por su señorío.
Nos impresionó , la fuerza interna  que imprimía en la mirada de sus gitanas, que eran su principal orgullo, y a  las que rodeaba de una atmófera evanescente dotándolas de una refinada elegancia.
El,  que  con humildad, aceptaba su propio "franciscanismo",  por su sencillez,  fué sobre todo un caballero hasta el final de sus dias, acaecida unos meses después de nuestra visita.
Nos pidió que cuando tuviesemos  preparado el boceto del trabajo, se lo mandaramos para leerlo. No pudo ser...el proyecto, se quedó aparcado, y unos meses después  don Leopoldo murió.
El otro día leí que el museo de Bellas Artes le dedicaba una exposición a su obra, y recordé nuestro encuentro con él, por eso decidí hacerlo protagonista de mi historia de esta semana.
Don Leopoldo fué muy generoso con dos historiadoras novatas cuando su obra ya era muy reconocida  y admirada y  críticos tan conocidos como  Segura Otaño,Cienfuego, y Antonio Zoido, plasmaban en sus artículos las excelencia y refinamiento de su pintura.
Sentí que se lo debía...
Nota:, los cuadros son propiedad de la colección particular de don Alfonso Gragera Thomas
La exposición puede verse en el museo de Bellas Artes hasta el día 25 de mayo.